jueves, 24 de julio de 2008

No sentía las lágrimas en sus ojos, sin embargo notaba esa sensación de vacío, esa que aparece tras llorar horas y horas. Pronto se dio cuenta que las lagrimas que sentía no eran aquellas que todo el mundo observa si no aquellas que pocos alcanzan a ver, esas lagrimas que surgen en el interior, cuando el corazón llora.

Y pensó seguir con su libro, seguir con su vida, no intentar olvidarse de todo pero sin embargo intentar convivir con ello, vivir el día a día sin pensar en lo que podría haber sido o en lo que podría llegar a ser. Simplemente limitandose a eso, a vivir preocupándose tan solo de disfrutar cada momento al máximo sin pensar en nada más, solo en eso, en el momento.

Y sin nada más que decir, se fue a la cama pues llorar le producía un terrible cansancio y su corazón llevaba horas y horas llorando.

Tal vez tan solo se trate de seguir las señales se dijo a si misma, aunque no siempre señalen aquello que nos gustaría que señalasen, o tal vez simplemente es cuestión de tiempo, paciencia y saber esperar pues el amor es como un buen cocido, para que salga bien hay que dejarlo cocer a fuego lento (que comparación más burda).

Maktub, pensó y se dio cuenta que releer sus libros no le sentaba demasiado bien.

Y sin más decidió acostarse.

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