viernes, 24 de octubre de 2008

La nostalgia se apoderó de él cuando de nuevo cogió el tren rumbo a Barcelona. A lo lejos podía ver la imagen de ella, haciéndose cada vez más y más pequeña. Sabia que jamás olvidaría aquellos días a su lado, aquel momento en el que sus miradas cómplices se encontraron, el modo en que su corazón se aceleró, el suave tacto de su piel, el temblar de sus cuerpos al fundirse en perfecta armonía, el sentir de su cálido aliento; aquella fragilidad que la envolvía.


Le atormentaba aceptar que jamás podría hacerle daño por más que quisiera, por más que lo intentará; le atormentaba reconocer que, en su locura, era un psicópata enamorado de su víctima. Su plan había fallado.


En un burdo intento por no pensar más en ello subió el volumen de su mp3 y mirando por la ventana del vagón, intento con todas sus fuerzas concentrarse en el paisaje.


Sin embargo no podía, estaba empezando a llover…




Es una tarde mustia y desabrida
de un otoño sin frutos, en la tierra
estéril y raída
donde la sombra de un centauro yerra.

Por un camino en la árida llanura,
entre álamos marchitos,
a solas con su sombra y su locura
va el loco, hablando a gritos.

Lejos se ven sombríos estepares,
colinas con malezas y cambrones,
y ruinas de viejos encinares,
coronando los agrios serrijones.

El loco vocifera
a solas con su sombra y su quimera.

Es horrible y grotesca su figura;
flaco, sucio, maltrecho y mal rapado,
ojos de calentura
iluminan su rostro demacrado.

Huye de la ciudad … Pobres maldades,
misérrimas virtudes y quehaceres
de chulos aburridos, y ruindades
de ociosos mercaderes.

Por los campos de Dios el loco avanza.
Tras la tierra esquelética y sequiza
- rojo de herrumbre y pardo de ceniza -
hay un sueño de lirio en lontananza.

Huye de la ciudad. ¡El tedio urbano!
-¡carne triste y espíritu villano!-

No fue por una trágica amargura
esta alma errante desgajada y rota
purga un pecado ajeno: la cordura,
la terrible cordura del idiota.

Antonio Machado.

lunes, 20 de octubre de 2008

- ¿Qué llevas puesto?

- El deseo.

- ¿Y eso como es posible?

- Pues porque tengo ganas…

- ¿Ganas de que?

- De explicarte fantasías mientras me pongo tu corbata.

- Suena bien.

- No suena mal, pero si quieres sigo.

- Sigue…

- Imagina un suspiro escaparse, cuerpos que se acarician sin piedad, el vello de la nuca que se eriza, la locura que se apodera de mi ser, las sabanas se mojan, la tensión crece, los dedos que se pierden entre los muslos, la naturaleza abriéndose bajo unos labios suaves… Ojos lascivos que nos miran, cuerpos libidinosos que retozan y gemidos que ya nadie pretende ahogar porque todo lo embriaga el sexo.

- ¿Y que más?

- Ummm… Si te contase todo sabrías tanto como yo.

sábado, 18 de octubre de 2008

El lunes empiezo un cursillo para examinarme del mitja. No se por qué cuando hablo valenciano me chorrea el culo de los nervios, creo que es por culpa de mi (por suerte) exprofesor de valenciano al cual como siempre eh dicho, no deseaba la muerte pero si un buen esguince de tobillo. En fin, ya veremos que tal sale...

Por cierto, ¿Por qué todos los profesores olerán a tabaco y a café?

Tan común y otoñal como el olor a caracoles... :)

Adoro guarrear con la comida, inventar recetas nuevas, combinar ingredientes bajo mi teoria de "si el chorizo me gusta, y la nocilla me gusta, el chorizo con nocilla no puede estar malo". Pero claro, esta teoria no siempre funciona. Un claro ejemplo de ellos son:

Mi apetecible (y antigravitatoria) "salsa de ciruelas",


Todos los que asistieron a la burdifiesta en el campo de Luisa recordarán el momento "tarta diavolica", que en paz descanse... (No tenia gominolas ni nada ¿vale?.. -_-)


Y como olvidar nuestro querido "pollo comecocos",


En fin, pese a todo lo visto y lo que podáis escuchar, soy buena cocinera, ¡¡Lo prometo!!

viernes, 10 de octubre de 2008

Es todo tan otoñal. La gota fría vuelve a mi y de nuevo regresan esos sábados disfrazados de domingos y esos "tengo que hacer nada y no me apetece"; el frio, la lluvia, la maldita televisión y sus pelis ñoñas, y un telefono sin batería y sin ganas de ser cargado. Esta empezando a llover, tengo que estudiar y pese a todo aquí estoy, escuchando durante horas y horas el chico con la espina en el costado, lo echaba tanto de menos. En el fondo, este nuevo periodo de transición me encanta, adoro gritar bajo la lluvia lo aburrida y patética que es mi vida y quejarme de todo cuanto me rodea. Siempre hay que ser optimista ¿No creeis?

(Y yo lo soy)


Recomendación para un día de lluvia:
No te puedo hacer feliz.- EL CHICO CON LA ESPINA EN EL COSTADO