lunes, 3 de enero de 2011

He soñado con drogas y manos que acariciaban mi cuerpo. Me he despertado con cierta sensación de melancolía. No me apetecía saber nada de ti. No me apetecía saber nada del mundo. Tan solo me trasladé a aquella noche de verano en la que todo dejo de importarme. Aquella noche de verano en la que al fin pude volar.

Lo malo de las noches de verano es que siempre se hace de día, y con él llega el invierno...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando uno consigue volar siempre puede volver a hacerlo...solo hay que recordar como!
Tu enfoque determina la realidad